14 Estaciones



Si todo fuese perfecto, cada vez que entro en el metro saldría una persona para pillar yo su asiento y siempre llegaría a tiempo. Si todo fuese ideal, no habría ninguna almendra amarga en la bolsa de frutos secos que compré ayer y  aparece justo cuando había decidido que esa era la última que iba a comer. Si todo fuese como yo quiero habría canciones que no terminarían, otras ni se escucharían. Si pudiera, haría que nunca lloviera por el día, menos cuando lo necesite como excusa para echar el freno, y así encerrarme para enfrentarme a esa persona que a veces tanto temo y me encuentro en cada maldito espejo. Me hace gracia ahora que lo pienso, mientras suena una canción que no debería terminar, las veces que sueño con cambiar todo aquello sobre lo que no tengo poder; así me paso el día: sin acabar las cosas que me quedan por hacer. Podría cambiar mi nombre y convertirme en una mujer fatal, arrojar el teléfono al mar, inventarme una nueva vida en otro continente, dejarme llevar por la corriente y encontrar algo real por lo que poder apostar. Podría decirte que no te quiero, echarle valor y dejarlo todo en el tintero, destrozar todas las cartas de amor, publicar tus fotografías, largarme con el cartero que todos los días traía con el correo tu cariño empaquetado en la distancia; el único de los tres que con el paso del tiempo, demostró tener valor y constancia... podría escucharle de verdad, ser amable, llevarme bien con el en vez de pelear, pero como siempre que me juego las cartas con la dama del corazón prefiero  acabar siendo el perdedor, para sin que ella lo sepa quedarme sólo con lo mejor. Debería hacerlo todo realidad; volver a estudiar, olvidarme de hablar inglés, aprender alemán y francés, pintar, cantar, e incluso aprender a bailar. Tantas y tantas cosas podría que me pierdo, soplando pompas de jabón al viento, resolviendo un complicado sudoku en el metro con los números de nuestro nacimiento...

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