Thank You

Tan falto está el mundo de esas palabras que tardan en asentarse en la cabeza y cobrar todo el significado del mundo. Casi una semana (laboral) me ha llevado comprender que he tenido que venir al otro lado del mundo para descubrir que hay lugares mas humanizados, o quizás más "retrasados" en el tiempo; me refiero al tiempo social de las ciudades, los países, las personas... Al volver por la tarde a casa, ufff, en el bus, se iba repitiendo una pequeña rutina de la que yo no era consciente, porque es cierto que lleva tiempo relajarse cuando tanto los trayectos de los distintos autobuses como la ciudad son cosa nueva, y siempre se está más concentrado en pensar donde cojones está uno, porque vas en un bus que no has montado antes, que en lo que ocurre dentro del bus.En fin, que iba yo pensando, que bien que es viernes y en las cosas que ello conlleva, y a su vez escuchaba a un niño que hablaba y hablaba, que parecía que iba sólo, y raja que raja y que no paraba, y de repente, justo en una de las paradas sin importancia me di cuenta; cada vez que alguien se bajaba del autobus decía las maravillosas palabras; THANK YOU, DRIVER. Sin excepción, todos y cada uno de los ocupantes del bus, antes de abandonarlo recitaban, cuan padre nuestro, esas palabras de agradecimiento, o cualquiera de sus variables. Os aseguro que los conductores de autobuses en Wellington son seres bastante únicos; me refiero a que parecen sacados de la cárcel (en el mejor de los casos), pero siempre que pregunto si pasan por Kilbirnie, donde está casa, con cara de boba perdida, he sentido una gran calidez en su respuesta y paciencia, esperando a que la boba decida si la moneda GRANDE es la de 2NZ$ y la pequeña de 1NZ$, y si esas dos juntas hacen 3NZ$, que es lo que cuesta el trayecto. Thank you, driver, hace que ir en el bus sea un poco más agradable, que el día parezca más agradable, incluso hace que ver gente descalza en pleno invierno, parezca mucho más agradable. Aunque todo ello no es , ni de lejos, tan agradable como el trayecto de la mañana, thank you. 

Como te conozco

Es un gran paso el que se da cuando se come con alguien por primera vez. Desde que te sientas a compartir manjares se crea un vínculo; pero, ojo! es muy probable que llegados a este punto, o surja una gran amistad, o evitemos de por vida volver a repetir dicha situación, al menos con esa persona claro. Tanto lo que elije, como la forma de comerlo, nos dan una visión de la persona que tenemos delante (o al lado). Ese es el microcosmos, que llevado a lo más amplio de nuestro globo terráqueo se convierte en: la cultura gastronómica. La hora a la que se come, el tiempo que se invierte, las materias utilizadas, las cantidades que te sirven, y por supuesto el tiempo que tarda en llegar a la mesa son indicadores que nos dan gran información de como es el país, y su gente; y viceversa.Vamos de vacaciones al sitio más exótico que encontramos en el mapa, andamos por las maravillosas calles llenas de gente exótica, con tiendas exóticas llenas de lo que sea (pero super exótico todo) típico de ese lugar; ahora bien, si nos entra hambre ahí mismo, es muy posible que entremos en un McBurguerdeturno antes de probar algo super exótico que no tenemos ni puta idea de lo que es, y eso también dice mucho de nosotros, que nos seguimos creyendo algo por como vestimos y por lo que NO nos comemos. Desde mi llegada a Wellignton estoy asombrada tanto por su gastronomía como por como viste la gente, porque aquí hay días que hace frío, no como en Madrid pero frío, y me he quedado con cara de boba, de española boba, mirando a las tías en sandalias por la calle, con frío y puede que incluso lloviendo. Joder!, entonces me he acordado no sólo de todos los zapatos monisimos que me he dejado en casa, si no de todas las veces que en pleno invierno madrileño me hubiera calzado una buenas sandalias de verano... Tan tontos somos por dejar que nos digan como, cuando y con que nos debemos vestir, como por en vez de ir a un sitio de vacaciones, no querer ser parte de ese sitio; ser uno más, aunque sea sólo por unos días...porque si somos lo que comemos, y nunca nos arriesgamos, siempre seremos lo mismo. Fotos: arriba izqda: morsa chopstick común centro dcha: dragon fruit, Singapore abajo izquda: morsa común ingiriendo dragon fruit, con el consiguiente dolor de barriga

Hay vientos y vendavales...

Todo norte tiene su sur, pero, ¿es posible que lo que pasa en el sur no pase, al menos de igual manera en el norte?. Pues si, efectivamente, porque hay factores que determinan que lo que pasa en Wellington no pase en ningún sitio más. Esto es debido, principalmente al efecto embudo que hace con el estrecho de Cook, que junto con las variaciones del terreno, tanto en dirección como en altura, hacen de esta ciudad una puta locura. Sigo estas lineas dando datos sacados de fuentes oficiales, no sufráis, que luego voy con las observaciones personales.
En la región de Kelburn, el 10/4/1968, y durante la tormenta llamada Wahine (otro día iré al tema de la santa manía que tienen aquí de dar a las cosas nombres raros en Maori, que si es imposible saber que significan, imagina saber como se pronuncian) se registraron vientos de 200 (dos cientos) kilometros por hora. Pero el record lo ostenta una ráfaga registrada en Hau Nui, en la región de Waipara, el 19/10/1998 de 215 (dos cientos quince) kilómetros por hora.Ahora mis observaciones de campo, avaladas por los periódicos locales, claro. El dia 15 de este mismo mes se registraron vientos de hasta 125km/h, y yo, el día anterior tuve la mala, maliiiisima idea de poner la lavadora, y tender la ropa en el jardín. Por la noche, queridos familiares y amigos, no pude pegar ojo, no sólo porque pensaba que la casa se venía abajo literalmente, sino porque no me quitaba de la cabeza la imagen de diversas prendas volando por toda la ciudad, y luego reconociendo mis bragas en la puerta del supermercado. Esto, que seguro que a alguno os parecerá super descabellado, es lo que pasó exactamente al día siguiente; al salir a la calle vi al menos dos zapatillas deportivas de distinto modelo a lo largo de mi recorrido, pero ni rastro de ninguna braga indecente en la calle; para mi alegría toda la ropa que había tendido estaba en la cuerda, aunque, ahora que lo pienso, no recuerdo haberla tendido hecha nudos y retorcida en las cuerdas... A los más escépticos os dejo un par de videos, fuck y LOL; y para los más filosóficos una gran reflexión: menos mal que el viento no se tira pedos.

funcionarioS de la viDa

Miramos con miedo al futuro, a los cambios, y siempre tememos que nuestro pequeño mundo particular se vea alterado; igual da que sea por un despido, o un mero cambio de domicilio. Nos cuesta ir a un bar nuevo, hablar con gente nueva, o dejar de hacer ambas aunque estemos cansados de ello. Llevamos puestos uniformes familiares, culturales, sociales, sexuales...y los llevamos aunque nos queden cortos, nos aprieten, odiemos los cuadros o sus colores. Nos quejamos de lo que tenemos, pero ojito, que no lo toque nadie. No dejamos lugar a la sorpresa, a los pequeños milagros que operan cada día a nuestro alrededor, a que sacudan nuestra inercia, a que golpeen nuestras creencias y principios; y así vivimos, soltando por la boca lo únicos que somos. Mentimos, nos creemos las mentiras; las mentiras nos mienten. Somos lineales, en vez de pensar que todo es una gran maraña de cables que nos conectan a otras cosas que no tienen nada que ver, pero que no por ello son menos importantes; son esos mundos paralelos que no nos interesan. Un despido inesperado puede hacer que llegues a conocer a alguien de suma importancia en tu vida, así como romper con amistades mohosas puede hacer que termines sirviendo piñas coladas en haway. Todos, en cortezas más o menos profundas de nuestro mundo deseamos que hagan temblar nuestros pilares con detonaciones emocionales, granadas intelectuales o misiles sexuales, aunque sólo sea momentaneamente, para volver después a nuestra mundo cueva, pensando que somos únicos...