Alea jaci est!


Creemos que existe una razón para todo lo que nos ocurre, justificándolo  al afirmar con esperanza que mañana todo volverá a ser mejor, que algo nuevo y excitante vendrá a buscarnos para hacerlo cambiar. Aceptamos que el destino controla sus cuerdas sobre nosotros sin que las podamos cortar, alargar o mover en otra dirección, impasibles y viendo como los acontecimientos vienen a buscarnos, se detienen sin pedirlo ni desearlo, para luego dejarnos, sin llegar a olvidarnos. Nos convencemos de que aprendemos con cada paso, y más aún si es en falso, y aceptamos que todo ocurre por nuestro bien, para crecer, para no volver a caer... entonces de repente todo cede y se afloja; las extremidades se liberan, notamos que flotamos, sentimos el alivio de ese "destino" que nos pierde de vista un momento mientras les ajusta a otros las cuerdas, estirando un poquito más. Son esos momentos los que aprovechamos al máximo y a los que nos enganchamos, diciendo que merecen la pena, que nos hacen sentir plenos; preciosos instantes que al quedarse grabados repetimos en nuestra cabeza cuando de nuevo todo se tensa y despertamos en ese aburrido lugar donde de nuevo toca aprender, asimilar, y nos convencemos que no puede ser siempre igual y que bueno, ahora toca llorar. La aceptación, junto con la ignorancia,  puede ser el lugar más placentero que encuentres en el camino, un limbo terrenal en el que ni haces ni deshaces, porque tus cuerdas ya están vendidas al peor postor; la resignación y adicción a esa extraña forma de belleza que también puede ser la tristeza.  Aquel que busca ser libre elige la opción más dolorosa e incómoda y no se conforma; persigue verdades, porqués y se transforma al hundirse en las arenas movedizas de sus deseos de por vida, la suya, sin culpables ni dioses y se corta las muñecas antes de atarse a algo que aunque le deja respirar no le permite andar. Cuando hayas caído al vacío en el que sólo te puedes aferrar a la nada, serás libre para elegir el camino.
Ahora que ya no existes, ni crees en los milagros, levántate y anda.

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